Tendemos a socializar con nuestros amigos junto decenas de botellas. Platicar y tomar un trago son actividades que van de la mano, cuantas historias no se convierten en anécdotas después de una buena botella de vino.
El vino ha acompañado al hombre desde que Noé lo menciona en el Génesis, todos hemos sido seducidos por su complejidad, sus aromas y sus colores. Una copa al día mantiene al corazón activo, pero una botella con amigos le dá alegría al alma.
El vino es la mejor combinación con los alimentos sacándoles lo mejor de ellos y ayudando al organismo a maximizar sus propiedades. El vino, combinado con una amistad sincera, le inyecta energía a la vida y le dá su verdadera razón de existir.
Cuantas copas tomaremos antes de poder nombrar a alguien como un amigo sincero?
Cuantas botellas tendrán que terminarse para que en la intimidad nuestros miedos y sentimientos salgan a flote y queden ahogados ante un abrazo sincero?
Cuantos viñedos deberán de cosecharse para que la amistad pase a la hermandad?
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