Los detractores señalan que tanto tiempo libre pone en desventaja a los estudiantes, especialmente a los más pobres que no tienen la posibilidad de educarse mediante viajes y visitas a museos o cursos de verano.
Lo que es un hecho es que el régimen de educación en los Estados Unidos viene desde 1906, cuando los niños pasaban el verano ayudando a sus padres en la cosecha y las granjas. Creo que es momento de rediseñar el futuro en la educación, no solamente en norteamérica, si no en el mundo. Entre la competitividad mundial, las nuevas tecnologías y la hiperconectividad de la sociedad, la humanidad necesita estar preparada para un nuevo orden mundial.
Cuanto tiempo pasen los niños de vacaciones y cuanto tiempo la gente pase en sus oficinas es un tema que deberá ser estudiado y tratado en cada país del mundo, las distancias se han acortado, pero el tiempo de traslados se ha aumentado sustancialmente. Los niños no salen a los jardines pero se les exige no estar gordos.
Es momento de que las naciones industrializadas piensen globalmente y las reglas cambien.